El pabellón Villafontana (Móstoles) estaba lleno de pasión y rivalidad. Los corazones latían al ritmo de la emoción mientras los equipos se enfrentaban en el derbi madrileño más laureado. Las gradas vibraban con con cada movimiento de las jugadoras y sus acciones, habia mucha determinación en la pista.
El marcador estaba igualado, y cada minuto contaba. Los aficionados sostenían el aliento, esperando el momento decisivo. Y entonces sucedió: 1x3 en el marcador con gol de Leti para sustener la ventaja del marcador hasta el final de partido.
Era la victoria en el derbi, ya que en la primera vuelta de Liga, perdimos el partido en La Estación, una derrota muy amarga.
El Futsi se fundían en alegría y el entrenador sonreía desde el banquillo. Habían luchado con garra y corazón, y ahora celebraban el triunfo sobre su eterno rival.
Una victoria en el derbi no era solo un partido ganado; era asegurar en segundo puesto en la clasificación. Y así, con sonrisas en los rostros y alegría en el corazón, se despidieron del pabellón, sabiendo que habían sido parte de algo único y emocionante.
